La Seguridad Presidencial ¿Danza con Lobos?
- Marcel Courteau
- 21 jul 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 jul 2024
¿Son los lobos solitarios una amenaza imparable para los líderes del mundo?
En palabras de John Hinckley Jr., el hombre que disparó a Ronald Reagan: "John Lennon está muerto. ¿Qué importa la vida?". Esta desesperanza y obsesión, compartida por otros lobos solitarios como Ted Kaczynski y Mark David Chapman, revela el peligro que estos individuos representan para la seguridad nacional.
En criminología, el término "lobo solitario" describe a un individuo que actúa solo en la planificación y ejecución de ataques violentos, sin el apoyo directo de organizaciones o redes. Estos atacantes son difíciles de identificar previamente debido a su aparente normalidad y la falta de comunicación con grupos extremistas. Varios casos históricos muestran cómo los fallos en la seguridad presidencial han permitido que estos "lobos solitarios" logren sus objetivos.

El 14 de abril de 1865, Abraham Lincoln fue asesinado por John Wilkes Booth, un actor y simpatizante confederado, en el Teatro Ford de Washington D.C. Aunque este fue un caso de una conspiración, con otros cómplices planeando matar a altos funcionarios del gobierno, el acceso de Booth al presidente fue facilitado por una falla crítica: el guardaespaldas de Lincoln, John Parker, abandonó su puesto para ir a una taberna durante la obra.
Esto es aún más incomprensible considerando que Lincoln había compartido con familiares y amigos un sueño premonitorio en el que se veía a sí mismo velado en la Casa Blanca. Booth aprovechó esta laxitud para ingresar al palco presidencial y disparar a Lincoln en la cabeza. Booth escapó a caballo, mientras Lincoln, gravemente herido, fue llevado a una casa cercana. Durante su agonía, Lincoln expresó sus últimas palabras: "No hay lugar como la casa" ("There is no place like home"), y falleció al día siguiente.
Presidente Abraham Lincoln - Escena del asesinato - John Wilkes Booth
Booth no actuó solo. Su plan incluía a Lewis Powell, George Atzerodt y David Herold, quienes también tenían como objetivos al Vicepresidente Andrew Johnson y al Secretario de Estado William H. Seward. Powell hirió a Seward gravemente, pero Atzerodt perdió el valor y no atacó a Johnson. Booth y Herold huyeron, ocultándose durante 12 días antes de ser localizados en un granero en Virginia. Herold se rindió, pero Booth fue abatido por el sargento Boston Corbett. Mientras agonizaba, Booth murmuró sus últimas palabras: "Inútil, inútil" ("Useless, useless"), y murió poco después.
El 30 de marzo de 1981, Ronald Reagan fue herido gravemente por John Hinckley Jr. fuera del Hotel Hilton en Washington D.C.
Hinckley había desarrollado una obsesión con la actriz Jodie Foster tras verla en la película "Taxi Driver" (1976), donde interpretaba a una prostituta menor de edad. La trama, que incluye un intento de asesinato presidencial, resonó profundamente en él. Convencido de que podría ganar la atención de Foster, Hinckley le envió cartas y poemas. Al no recibir respuesta, decidió emular la trama de la película y asesinar al presidente.
Ese día logró acercarse a Reagan mezclándose con la multitud. Disparó seis tiros en rápida sucesión, hiriendo al presidente gracias a la falta de barreras físicas efectivas y la posibilidad de acercarse sin levantar sospechas, lo que señalaron fallas graves en la seguridad.
A pesar de la gravedad del ataque, Reagan mostró una notable capacidad de recuperación y un espíritu indomable. Mientras era llevado al quirófano, mantuvo su sentido del humor, diciendo a su esposa Nancy: "Cariño, olvidé agacharme". También bromeó con los médicos: "Espero que todos ustedes sean republicanos". Reagan sobrevivió al ataque gracias a una cirugía de emergencia y volvió a sus funciones rápidamente.
John Hinckley Jr. fue arrestado en el lugar y declarado no culpable por razones de demencia en 1982. Pasó más de tres décadas en el hospital psiquiátrico St. Elisabeth en Washington, D.C. En 2016, un juez dictaminó que Hinckley ya no representaba un peligro y le permitió vivir con su madre bajo estrictas condiciones. En 2021, fue liberado sin restricciones, aunque sigue siendo vigilado por las autoridades.
El 19 de septiembre de 2014, Omar González, un veterano de guerra con trastorno de estrés postraumático, saltó la valla de la Casa Blanca y corrió a través del césped norte, llevando un cuchillo.
González, que sufría de trastorno de estrés postraumático (TEPT), logró evadir a los agentes del Servicio Secreto, pasando por varias habitaciones, (ver video) antes de ser finalmente detenido en la Sala Este por un agente fuera de servicio. Durante su arresto, mencionó que "la atmósfera se estaba colapsando" y que necesitaba advertir al presidente Obama, para alertar al público. Más tarde, la policía encontró 800 rondas de munición, dos hachas y un machete en su coche estacionado cerca de la Casa Blanca.
Este incidente destacó múltiples fallos: la ausencia de un guardia en la puerta principal, una alarma desactivada y la incapacidad de varios agentes para detener al intruso antes de que penetrara profundamente en la residencia. Estos fallos llevaron a la renuncia de la directora del Servicio Secreto, Julia Pierson, y a una revisión de las medidas de seguridad.
González fue acusado de varios delitos, incluyendo la entrada ilegal a un edificio restringido con un arma peligrosa y la posesión ilegal de municiones. Inicialmente se declaró no culpable, pero luego aceptó un acuerdo de culpabilidad y fue sentenciado a 17 meses de prisión seguidos de tres años de libertad condicional
Thomas Matthew Crooks, de 20 años, de Bethel Park, Pensilvania, cocinero en un hogar de ancianos, intentó asesinar al expresidente Donald Trump el 13 de julio de 2024, durante un mitin en Butler, Pensilvania. Hasta el momento, Crooks actuó solo, un "lobo solitario".
Días antes del ataque, Crooks compró una escalera y municiones, y pasó tiempo en el Clairton Sportsmen's Club, donde era miembro junto a su padre y en el que practicaba tiro. Utilizó el rifle AR-15 de su padre, el que 1 de cada 20 americanos tiene en su casa, y que se puede conseguir entre 600 y 2000 u$s. Su padre había informado sobre la desaparición de Crooks y el arma el mismo día del atentado.
A pesar de estar en un lugar abierto y fácilmente controlable, varios testigos vieron al tirador y alertaron a la policía minutos antes del ataque. Videos de particulares muestran cómo la gente señalaba al tirador sobre un tejado ubicado frente al púlpito donde Trump iba a dar su discurso, pero la policía no actuó y aun no hay explicación para ello.
Crooks logró disparar desde un tejado a unos 120 metros del escenario, hiriendo a Trump y causando otras víctimas. Un jefe de bomberos que estaba entre el público fue asesinado a causa de los disparos, y otros dos hombres resultaron heridos de gravedad.
Crooks vivía con sus padres, quienes quedaron devastados y cooperaron plenamente con las autoridades. Descrito por su comunidad como reservado y sin antecedentes de problemas mentales o afiliaciones políticas extremas, su acción fue inesperada. Algunos excompañeros de clase recordaron sus posturas conservadoras en debates escolares, pero no mostraba signos de radicalización.
Video de los momentos previos al atentado
El FBI no encontró evidencia de una ideología específica o motivo claro detrás del ataque, lo que reforzó la caracterización de Crooks como un "lobo solitario". Su vida aparentemente normal y la falta de señales previas de radicalización o problemas mentales graves lo han convertido en un enigma, dejando muchas preguntas aún sin respuesta sobre las motivaciones detrás de su acto violento.
Salvo los hechos conspirativos como los de Lincoln y Kennedy, habiendo tenido antecedentes de lobos solitarios como Hinckley y Omar González, no se entiende cómo en la era de las fotos satelitales, los drones, los algoritmos y la gente que señalaba al tirador en un lugar abierto, con todo el tiempo del mundo para detenerlo, no se haya podido evitar el atentado y más aún la muerte de Corey Comperatore y los heridos.
Que este tipo de criminal aparezca, no es nuevo. Lo que ha sido un gran desconcierto es el actuar de las fuerzas de seguridad, tanto el servicio secreto como la policía, en un lugar totalmente controlable.

Todo esto parece una gran negligencia realmente frustrante pues cuando la negligencia es tan grande, todo se confunde, los límites se desdibujan, haciéndonos incapaces de diferenciar entre una labor deficiente de la seguridad y una posible conspiración disfrazada de ineptitud. Aunque al momento no se pueda afirmar nada más.
Lista de atentados a Presidentes de los Estados Unidos.(Desplegar)

Comments